miércoles, 22 de septiembre de 2010

DECISIONES DE PRIMAVERA

Muchas veces hemos tomado decisiones en las que por una u otra razón, nos sentimos arrepentidos, sobre todo si la decisión fue hecha bajo una gran presión; quizás en la obscuridad de la noche, la penumbra de una situación, viviendo en medio de un gran dolor, de rabia, de desesperanza.  Evidentemente estos no son los momentos idóneos para decidir; mas, si aun así lo hacemos, con seguridad no tendremos una visión clara de todos los ángulos que nos acongojan y estaremos decidiendo a ciegas, guiados solo por un sentimiento de tristeza, de venganza, desesperación, de impotencia o de gran dolor.
Hay una historia que cuenta que pasado el otoño, cuando los árboles ya estaban desnudos de su follaje, preparados para el frío invierno; llegaron a la montaña un grupo de excursionistas decididos a hacer una cabaña de descanso. Vieron entonces muchos árboles que estaban secos y se apresuraron a cortarlos para construir la casa. Todos ellos se habían propuesto hacer las cosas bien, respetando la ecología y el ambiente; no cortarían ni un solo árbol que estuviese vivo, solo los secos. Derribaron muchos ejemplares e hicieron un gran refugio con su correspondiente fogata, mas, cuando llegó la primavera se percataron de unos tímidos brotes que nacían de los tocones que habían quedado. Fue así como tristemente entendieron que los árboles derrumbados no estaban secos, que la muestra de incipiente vida de las nuevas y pequeñas hojas gritaban el dolor del que otrora fuese un poderoso y viejo gigante.


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